Islandia es un país de fuertes contrastes difícil de definir. Alberga el glaciar más grande de Europa, así como algunos de los volcanes más activos del mundo, que hacen que se la conozca comúnmente como «La tierra de hielo y fuego».
Reikiavik
Sean cuales sean sus intereses, Reikiavik tiene algo que ofrecerle. Tanto si busca la ajetreada energía de una ciudad cosmopolita, como la vibrante energía termal de la tierra bajo sus pies, o la tranquila y verde energía del paisaje que rodea la ciudad, la visita a Reikiavik promete ser memorable.
El Oeste
En el Oeste y los Fiordos del Oeste se palpa la historia geológica de Islandia, desde su creación, hace 15–16 millones de años, hasta la colonización en el s. IX, cuando la actividad volcánica cesó en la zona. Las rocas más antiguas están en Kögur y las más jóvenes al fondo de Borgarfjörður.
Fiordos del Oeste
Aún más al norte, se encuentran los Fiordos del Oeste, la región más salvaje y menos poblada del país, a excepción del centro. Su acantilados verticales como el Látrabjarg (444 m.) —el “Finisterre” de Europa— y el Hornbjarg (534 m.) quitan el aliento. Impresionante de contemplar es el salto de Dynjandi cuyas aguas parecen lamer el flanco de la montaña.
El Norte de Islandia
Acogedoras comarcas, montañas espectaculares, islas frente a las costas y una tierra viva hacen del Norte de Islandia un mundo único. Al oeste los volcanes hace tiempo terminaron su cometido y desde la desaparición de los glaciares las corrientes fluviales han moldeado un paisaje de contornos suaves, atravesado por ríos salmoneros.
El Este
En el Este de Islandia, el visitante se sorprenderá por la variedad y los contrastes del paisaje. Aquí encontrará desde impresionantes fiordos hasta simpáticos y tranquilos pueblos pesqueros, desde fértiles y boscosos valles hasta fenómenos geológicos únicos. Y como telón de fondo, impresionantes montañas y – más allá – el glaciar Vatnajökull.