La actividad volcánica es una realidad de la vida cotidiana en Islandia; un país en el que la gente ha aprendido a convivir con sus inconvenientes y también con sus ventajas —nada despreciables—, como la energía geotérmica y un entorno natural espectacular. 

Islandia se extiende sobre la dorsal mesoatlántica, una larga falla de 40.000 km del lecho oceánico causada por la separación de las placas tectónicas norteamericana y euroasiática. Incluso hoy en día la masa continental crece una media de 2,5 cm al año, a medida que se fragmenta y ensancha en los puntos en los  que coinciden ambas placas  tectónicas. Así pues, la  parte occidental de Islandia, situada al oeste de las zonas volcánicas, pertenece a la placa norteamericana, mientras que la parte oriental se encuentra sobre la placa euroasiática, lo que significa que Islandia se halla entre dos continentes. 

Esta zona también es una de las más activas de la Tierra desde el punto de vista volcánico, ya que de media, Islandia experimenta actividad volcánica cada cinco años. Desde la  Edad Media, un tercio de toda la  lava  que ha cubierto la superficie de la Tierra ha sido expulsada por volcanes islandeses. La mayor colada de lava de toda la historia de la que hay constancia tuvo lugar en Islandia en el verano de 1783, cuando Lakagigar, una hilera de 25 km de cráteres situada al suroeste de Vatnajökull, expulsó 14 km3 de lava. 

Esta misma actividad geológica también es la responsable de algunas de las características más espectaculares de la naturaleza islandesa. Los paisajes montañosos, los campos de lava negra y los géiseres y las piscinas geotérmicas son el resultado de la continua interacción entre la actividad volcánica y los elementos naturales.

Los islandeses también han cosechado los beneficios en forma de inmensos recursos de energía geotérmica. Más del 90 % de los hogares de Islandia están equipados con calefacción geotérmica, una de las formas de energía más baratas y más limpias que existen. Las aguas termales se encuentran en casi todas partes y el agua de nieve derretida que procede de los volcanes subglaciales proporciona al país una fuente abundante de energía hidroeléctrica. 

Debido a toda esta energía que se encuentra justo debajo de la corteza terrestre, la seguridad es la principal preocupación. Toda actividad sísmica está sometida a un proceso de control y las infraestructuras están diseñadas para resistir a catástrofes naturales. Gracias a ello, las amenazas graves son excepcionales.